El informe sobre competitividad global lanzado hoy en Ginebra por el World Economic Forum (WEF) o el Foro Económico Mundial (FEM), ubica a Paraguay en el puesto 116 de un total de 144 países. Aún cuando esta ubicación sigue mostrando al Paraguay como poco competitivo, el avance en relación a años anteriores es muy importante. De hecho, desde el 2008, el país se ha mantenido en promedio en el puesto No. 124, en este ranking, de un total de alrededor de 140 países.
Qué mide el FEM
El Índice Global de Competitividad (IGC) mide la competitividad de los países basada en 12 indicadores o pilares que evalúa la eficiencia tanto de las acciones del Estado como del Mercado.
Así, el grupo de indicadores denominados Factores Básicos examina la capacidad del Estado en la provisión de servicios básicos universales como también la fortaleza o debilidad de las instituciones públicas y de las políticas económicas para favorecer una mayor o menor competitividad de los sectores productivos.
Con el grupo de indicadores de Factores de Eficiencia, se mide tanto la productividad y versatilidad de los mercados y la calidad de los recursos humanos, de capital y tecnológicos.
Finalmente se agregan indicadores para medir el grado de innovación de la producción y sofisticación de los negocios.
Qué ha mejorado y qué falta por mejorar
Un examen rápido de cada uno de los 12 factores comprendidos en estos grupos de indicadores demuestra que los principales avances de competitividad en el Paraguay en el último año se han dado en el campo de la estabilidad macroeconómica que ubica al país en el puesto No. 43 en el mundo, luego de haber permanecido en el No. 100, y en la eficiencia del mercado laboral (de 127 a 115). Este último factor mide el grado de flexibilidad laboral, la formalización laboral y la calificación de la mano de obra.
Las principales debilidades de la competitividad-país siguen concentradas en, el caso del Estado, en el funcionamiento de las instituciones públicas, la cobertura en infraestructura física y la provisión de servicios públicos como educación y salud.
En el caso del mercado, las principales debilidades se concentran los escasos avances en tecnología en la producción, en la poca sofisticación de los negociación y en la casi total ausencia de innovación.