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XIV Encuentro entre mujeres activistas y líderes de la sociedad civil: ¡Paren los desalojos y las discriminaciones!

Claves para una vida digna. Universalidad de los derechos a la protección social y a la salud integral

San Bernardino, 4 y 5 de diciembre de 2021

Nuestra salud y nuestra protección social son nuestras tierras, nuestros territorios, nuestras viviendas, nuestra alimentación y nuestros cuerpos:

¡Paren los desalojos y las discriminaciones!

Mujeres campesinas, indígenas, estudiantes, trabajadoras urbanas y rurales, de diferentes identidades de género y orientaciones sexuales, en distintas etapas de nuestros ciclos vitales, y desde nuestras luchas diversas, reunidas en el XIV Encuentro entre mujeres activistas y líderes de la sociedad civil, expresamos nuestra preocupación por el estado de la protección social y de la salud en nuestro país y por la profundización de las discriminaciones y la criminalización de nuestras luchas.

Nos desalojan, nos sacan de nuestros lugares de vida y hasta hacen leyes para enviarnos a prisión cuando buscamos un sitio donde vivir, defendemos nuestros territorios ancestrales o nos oponemos a la deforestación masiva y a los grandes proyectos extractivos o de infraestructura que nos desplazan. Además, nuestros cultivos están en riesgo, por todas las agresiones al ambiente y a causa del cambio climático.  Estamos cada vez más inseguras y las que más sufrimos somos las mujeres campesinas, indígenas y de los sectores populares.

Los riesgos y las vulnerabilidades de las mujeres aumentan cuando somos adultas mayores porque tenemos más posibilidades de caer en la pobreza debido a la falta de ingresos, al aumento de enfermedades y a las necesidades de cuidados. Sin embargo, no tenemos una protección social adecuada y los escasos beneficios que recibimos están permanentemente amenazados, como sucede actualmente con la mínima pensión que recibe una parte muy pequeña de la población adulta mayor en situación de vulneración social.

La pandemia golpeó con fuerza nuestra salud mental y física. En lo psicológico, estamos sobrecargadas, perdimos nuestros trabajos, la precarización y la explotación laboral se han profundizado y en los tiempos más duros de la crisis sanitaria no nos alcanzaba el dinero, no podíamos comer ni dar de comer a nuestros hijos y las pacientes oncológicas y con VIH no pudieron acceder a servicios de salud. Ante todo eso no tenemos atención psicológica, porque la salud mental no forma parte de las políticas de salud. La pandemia nos está dejando más empobrecidas y más violentadas. Aumentan la violencia doméstica y el abuso sexual de niñas y niños y continúan los feminicidios y los embarazos precoces. 

Al mismo tiempo, nuestra salud está cada vez más deteriorada porque se llega tarde a la atención debido a la falta de medicamentos, de oxígeno, de terapia, e incluso de turnos de atención, que nos dan para después de meses de solicitarlos. Además de no encontrar la atención adecuada, las desigualdades sociales y económicas nos golpean porque quien no tiene dinero no accede a la salud y enfrentamos esa situación y la falta de Estado con la solidaridad del pueblo, a través de polladas, tallarinadas y ollas populares. Mientras, la respuesta desde el Ministerio de Salud es un proyecto de aseguramiento de salud parcial, que no busca ser universal ni integral.

Nuestra salud está también en riesgo permanente por las discriminaciones, que se profundizan cuando somos mujeres trans, trabajadoras sexuales, personas con discapacidad, pues se ocupan solo de cuestiones específicas y no de nuestra salud integral. Y si pertenecemos a territorios aislados, como los chaqueños, estamos en el olvido para las políticas públicas de salud.

Pese a las precariedades, hay malversación de fondos en salud, se amplió  la corrupción en este tiempo de pandemia y sigue existiendo prebenda y clientelismo partidario. Además, con la excusa de la pandemia se olvidaron los procesos participativos.

Ante todo esto las mujeres seguimos juntas y organizadas, nos comprometemos a continuar movilizadas y buscando la articulación y la unidad para el cambio de este sistema que nos excluye y enferma y EXIGIMOS:

• Nuestro derecho a vivir protegidas en nuestros territorios con trabajo digno, tierras seguras y libres de agrotóxicos, por lo que demandamos que paren los proyectos extractivos que destruyen el ambiente, se frene el deterioro ambiental y se garantice nuestro derecho al agua y a la vida.

• Que se derogue la ley Zavala-Riera que criminaliza al campesinado y a los pueblos indígenas, que paren los desalojos, se brinde viviendas dignas y se implemente un seguro agrícola climático.

• Que se proteja la agricultura familiar campesina y se defienda la soberanía alimentaria.

• Que se informe adecuadamente a las mujeres y a las familias sobre sus derechos y sobre las nuevas tecnologías, con centros de información integrales, y se brinde educación para la igualdad y educación sexual integral a los jóvenes.

• Que existan salarios adecuados para las mujeres, que pare la explotación laboral y que se cumpla la ley que otorga permisos a las mujeres para la realización de estudios.

• Que se proteja adecuadamente a las personas adultas mayores, ofreciéndoles todas las condiciones para una vida plena.

• Que no se discrimine a las personas trans, a las personas con discapacidad, a las trabajadoras sexuales y a las personas viviendo con VIH y se les brinde salud y protección integrales.

• Que sean reconocidos los diversos saberes de los pueblos indígenas y que tengan plena atención de salud y políticas específicas de protección social.

• Que se implementen políticas adecuadas de salud mental.

• Que se fortalezcan las USF y existan mecanismos adecuados para denuncias contra todas las formas de violencia.

• Que se garantice el derecho a la confidencialidad y que el sistema de salud tenga claro que las niñas no deben ser madres.

• Que se incluya el enfoque de género y derechos en la formación del personal de salud.

• Que el Ministerio de la Mujer responda a las demandas de las mujeres. No permitiremos que desaparezca este espacio institucional que las mujeres conquistamos.

• Que el sistema de protección social en construcción sea universal, dé respuestas a diversas contingencias para compensar la falta o reducción de ingresos y brinde asistencia integral a las familias y a las personas, incluyendo vivienda, alimentación, seguridad social, educación, salud y cuidados de calidad, con participación de las mujeres organizadas.

• Que se construya un sistema único de salud universal, integral, con calidad y calidez. Que la salud deje de ser considerada un negocio, donde quienes pueden pagar reciben prestaciones, mientras quienes no tenemos dinero enfermamos y morimos. Que la salud del pueblo, de todas las personas, sea la máxima prioridad y que este compromiso forme parte del nuevo pacto que necesita el Paraguay para construir un presente y un futuro dignos.

¡Juntas y en la lucha!

San Bernardino, 4 y 5 de diciembre de 2021

Acerca Comunicación Pojoaju

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