Pojoaju Asociación de ONG's del Paraguay
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Excelentísimo Señor
Horacio Cartes
Presidente de la República del Paraguay
Estimado Señor Presidente:
Como líderes y miembros de comunidades religiosas en los Estados Unidos, nos dirigimos a Usted debido a nuestro interés en el bienestar de quienes viven en la pobreza alrededor del mundo, muchos de los cuales viven en zonas rurales. En este sentido, la situación de las familias en Curuguaty ha llamado nuestra atención, y el propósito de esta carta es expresar nuestra preocupación por las pérdidas que han sufrido, y nuestra esperanza de que el conflicto de tierras que les afecta, que consiste en el territorio de Marina Cue, se pueda resolver de manera pronta y justa.
El Levítico nos recuerda que la tierra es sagrada y que fundamentalmente le pertenece a Dios. La humanidad no es más que la cuidadora de la tierra, y parte de nuestra responsabilidad es asegurar que la gente pobre y marginada también coseche los beneficios de esta ofrenda sagrada.
Somos conscientes de que el Paraguay, siendo un país pequeño con altos niveles de pobreza rural y desigualdad, se enfrenta a muchos desafíos. El relativamente fuerte crecimiento económico de los últimos años, en gran parte basado en la agricultura, ha continuado beneficiando solo a unos pocos y dejando a muchos atrás. Como Usted sabe, la falta de acceso a la tierra es uno de los principales factores que perpetúan la pobreza rural en Paraguay, donde la tierra se distribuye más inequitativamente que en cualquier otro lugar de América Latina. Los jóvenes se sienten particularmente afectados, al ver pocas esperanzas en el futuro de las zonas rurales, sin acceso a la tierra para mantener a sus familias.
Los jóvenes y las familias de Curuguaty han seguido buscando acceso a la tierra y justicia después de los tŕagicos acontecimientos del 15 de junio de 2012, en donde 11 campesinos y 6 policías perdieron la vida y donde muchos fueron heridos durante el desalojo forzoso de unos 60 campesinos sin tierra por más de 300 policías antidisturbios. El territorio conocido como Marina Cue, el cual durante mucho tiempo ha intentando transferirse a estos agricultores en virtud de la reforma agraria, ha sido reconocido por instituciones gubernamentales como perteneciente al Estado paraguayo, a pesar de que una empresa privada ha intentado reclamar esas tierras y ha presionado para que los campesinos sean desalojados.
Los informes anuales del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre las prácticas de derechos humanos no han dejado de llamar la atención sobre las docenas de creíbles denuncias de tortura por parte de la policía durante el desalojo forzoso de Marina Cue el 15 de junio de 2012, ni de poner en duda la imparcialidad de los procesos judiciales contra miembros de la comunidad acusados de la matanza y el fracaso en presentar cargos en contra los oficiales de policía o en contra de cualquier persona por la muerte de los campesinos. Los informes también destacan que los registros catastrales y las resoluciones judiciales concluyen que el territorio en disputa es propiedad del gobierno y ha sido designado para los programas de reforma agraria.
Al formar parte de organizaciones religiosas, estamos llamados a buscar justicia para las comunidades pobres y marginales. Hemos escuchado con entusiasmo que el Gobierno ha buscado el diálogo con los líderes de la comunidad de Curuguaty y las organizaciones de la sociedad civil que los apoyan, pero nos preocupa la falta de resultados ante tanto dolor e injusticia.
Por todo ello, le instamos a tomar medidas urgentes para garantizar la recuperación de las tierras de Marina Cue y su entrega a las familias campesinas afectadas, que el Estado realice una investigación completa e imparcial de los hechos ocurridos para garantizar que los responsables de violaciones a los derechos humanos sean juzgados y que los campesinos procesados tengan acceso a un juicio justo.
Atentamente:
