Este 31 de agosto se ha consumado un Golpe a la democracia de Brasil, pero también una agresión a la historia popular y ciudadana de toda América Latina. Brasil sufre esta agresión luego de múltiples luchas en que durante el siglo XX logró constituir un movimiento popular, el cual recuperó la democracia después de una cruenta dictadura militar, que generó experiencias e iniciativas que han mostrado nuevos caminos para la democracia participativa, el campo alter mundialista, y en el avance de garantizar derechos para todos y todas.
Lo más grave es que este 31 de agosto en Brasilia se ha violentado y pasado a llevar el voto de más de 54 millones de brasileños, y también los principales instrumentos de la soberanía popular.
Pese a los avances democráticos vividos y lo que ha ocurrido en términos de promoción de ciudadanía en estos años, estos avances no han sido suficientes para transformar las bases que estructuran la sociedad con una deuda social y política que en Brasil todavía es enorme. Se trata todavía de un modelo de sociedad basado en la desigualdad, las relaciones asimétricas de poder, la alta concentración del ingreso, el machismo, el racismo y el sexismo.
Pese a todo, los avances que vivió Brasil en estos años, no pueden ser entendidos sin la lucha de su movimiento popular, sindical, de mujeres, de la diversidad, de los pueblos indígenas, del movimiento de reforma urbana, de los Sin Tierra, de la soberanía alimentaria, de los ambientalistas, de las ONG y de todos quienes desde distintos frentes y en distintas esferas lucharon por garantizar derechos y bienes comunes.
Sabemos que este es un intento de restauración del poderío del capital financiero que en alianza con la opacidad de elites políticas pretenden recuperar sus beneficios, en los campos de legislación laboral, jurídicos, tributarios, de privatizaciones y de alineación internacional conservadora. Ante este escenario, sabemos que la ciudadanía de Brasil y de América Latina, los movimientos sociales, la ciudadanía, las ONG democráticas, las organizaciones de la sociedad civil continuarán luchando por denunciar y oponernos a estos golpes, y perseverar en la lucha por la protección y promoción de los derechos humanos, por la plena recuperación de la democracia, la promoción de bienes comunes y la justicia social, en Brasil y en el resto del continente.
1° de septiembre de 2016.